Viernes, 31 de mayo, 20.00 horas.
Sábado, 1 de junio, 20.00 horas.
Domingo, 2 de junio, 19.00 horas.
“El jardín de Valentín” nos presenta a dos personajes sin nombre, A y B, quienes viven en un mundo especial, una suerte de jardín solo habitado por ellos dos, acompañados por un tercer personaje, un hombre sin voz o mejor dicho, un personaje cuya voz se convierte en notas tocadas al piano.
En su jardín puede pasar de todo, pero nunca pasa nada. Para pasar el rato inventan historias imposibles, divagan y vagan por la escena intentando comprender lo que hacen ahí…. Emplean las palabras casi a borbotones aunque a veces quedan sumergidos en un profundo silencio. Los objetos que se rebelan y las acciones repetidas pueblan su mundo de pequeñas certezas e inmensas dudas. El tiempo, la noche y el día pasan sin sosiego alguno. A veces discuten, se pelean, ríen y lloran, pero siempre esperan, anhelan y temen… A y B son personajes de teatro. Y lo saben.
“El jardín de Valentín” es una comedia creada a partir de textos del “Teatro de Cabaret” de Karl Valentin y de “El uno y el otro”, del autor aragonés Rafael Campos, quien a su vez se inspiró en los personajes y desvelos de “Mercier y Camier”, la novela de Samuel Beckett. Es una obra que mezcla referencias al teatro del absurdo con otras cercanas al cabaret, al cine mudo… Para crear una obra contemporánea, que nos plantea varios interrogantes acerca de la realidad que estamos viviendo, una también llena de incertidumbre, en ocasiones casi cercana a la ciencia ficción.
Tres personajes, casi como tres clowns, se encuentran en un lugar indeterminado, una suerte de jardín acotado circularmente.
Para ellos, la vida parece un infinito volver a empezar, un eterno transcurrir hacia adelante cuyo destino, les lleva siempre de nuevo al inicio. Su existencia está marcada por la repetición: imaginan situaciones, inventan historias imposibles, anhelan el mundo de fuera, vivir la vida de “los de fuera”… Pero, ¿qué pasaría si uno de ellos decidiera romper la convención y vivir su propia aventura?
Es vital volver, regresar a ese círculo, a ese principio seguro y confortable, antes que admitir – y este es uno de los mayores conflictos de la humanidad – el miedo que les provoca ser libres de verdad. Y así, con esa sensación que produce no poder evolucionar, redoblan sus esfuerzos con la vitalidad necesaria como para descubrir que más allá de ese lugar, hay otros mundos, otros lugares y que, quizá, tienen la suficiente valentía como para entender que ya no se necesitan, que pueden ser sin el otro. El resto del mundo es ancho y largo e inabarcable…
Si yo soy para mí solamente, ¿quién soy yo?, es la pregunta que constantemente se hacen, por eso prefieren renunciar a esa libertad que produce salir del círculo, antes que sentirse incomprendidos y verse solos, apartados, perdidos fuera de la línea, porque necesitan ser con el otro, a través del otro. Entonces, su jardín, el jardín de Valentín, se convierte en el lugar perfecto para ellos, en donde pueden desplegar sus fantasías, sus ilusiones, sus anhelos, siendo conscientes de que el final, es solo el principio. Pero qué más da: mejor esto que estar condenado a la soledad que produce la libertad…
¿Se atreverán a salir? ¿Para qué hacerlo, de cualquier forma? ¿Es mejor ser uno de los de afuera – como nosotros- que uno de ellos? ¿En qué se diferencia nuestra vida de la suya? ¿Estamos todos condenados a la repetición?
Cristina Yáñez
Javier Anós
Daniel Martos
Alicia Callejero
Diseño espacio escénico y atrezzo
F. Labrador
Iluminación/videocreación
Fernando Vallejo
Espacio sonoro-arreglos musicales
Rubén Larrea
Vestuario/coreografía
Jesús Sesma
Letra Canción
Pedro Álvarez-Ossorio
Producción ejecutiva
Fernando Vallejo
© Todos los derechos reservados. 2020