


TÍTERES DE LA TÍA ELENA
La Pizarra perdida de Einstein,
espectáculo de títeres de creación en siete escenas a partir de una dramaturgia de Adolfo Ayuso
FUNCIONES:
Viernes, 21 de abril, a las 19.00 h.
Sábado, 22 de abril, a las 19.00 h.
Domingo, 23 de abril, a las 19.00 h.
Duración: 60 minutos
Público: todos públicos. A partir de 6 años
Precio único: 10 €
SINOPSIS
Con motivo del centenario de la visita de Albert Einstein a Zaragoza, la Universidad de Zaragoza, a través de la coordinadora de la Unidad de Cultura Científica del Vicerrectorado de Política Científica, se ha encargado a TÍTERES DE LA TÍA ELENA una producción que permita recoger algunos de los aspectos de la vida de Einstein y de su visita a nuestra ciudad.
A través de siete escenas La Pizarra perdida de Einstein, se desarrolla dramatúrgicamente la historia del sabio alemán, en la que el espectador es conducido a través de la historia que cuentan un grupo de alumnos/as de un colegio al realizar una visita al Museo Einstein, una especie de túnel del tiempo, que de la mano de su profesora, les va a permitir conocer buena parte de la vida y obra del físico alemán. En la puesta en escena se refleja un encuentro con Isaac Newton y Santiago Ramón y Cajal, por el que Einstein profesaba una destacada admiración. La historia refleja los actos de bienvenida, ya en la estación de ferrocarril de Zaragoza, así como las conferencias que impartió en el Aula Magna de la Universidad de Zaragoza, así como su marcha a EE.UU. ante la amenaza de la Alemania nazi.
Un poco de historia
En marzo de 1923, Albert Einstein, que acaba de recoger el Premio Nobel de Física en 1921, había aceptado lainvitación de la Universidad de Zaragoza, a través de la Sección de Exactas y Fisicomatemáticas, para acudir a nuestra ciudad. Todo un acontecimiento de primer nivel. Se gestionaron tres cuatro visitas por España (Madrid, Barcelona, Zaragoza y Bilbao). El sabio era famoso ya en toda Europa y aceptó venir a dar una conferencia en Ciencias con Ricardo Royo Villanova, rector por entonces de la Universidad. Todo un acto oficial al que acudió lo más destacado de la sociedad aragonesa. Albert Einstein llegó a Zaragoza un lunes, 12 de marzo de 1923 y se prolongó hasta el 14 de marzo con diversas actividades que buscaban visibilizar su figura y legado científico ante el más importante y popular sabio del siglo XX.
Einstein fue recibido en la estación de ferrocarril por una comitiva encabezada por el catedrático de bioquímica Antonio de Gregorio y Rocasolano, en cuyo trabajo estaba interesado el propio Einstein y cuyo laboratorio de investigaciones bioquímicas visitó con mucho interés. De inmediato fue trasladado al Aula Magna de la Universidad donde impartió dos conferencias. La primera, en alemán, ante el desconcierto de los asistentes, que no entendían el idioma, se dio orden de cerrar las puertas de acceso para evitar que el público saliera antes de tiempo. Los entendidos en el idioma, manifestaron que fue una conferencia muy práctica y didáctica; y la segunda, al día siguiente, en francés. Las fórmulas y contenidos llenaban todo el encerado de la pared, por lo que el Rector dio orden de custodiar las dos pizarras que fueron desmontadas y custodiadas, y en las que se prohibió borrar el contenido de las mismas. Con el tiempo esas pizarras desaparecieron sin que nadie haya sabido su destino. Antes de la segunda conferencia, fue agasajado con un almuerzo en el Casino Mercantil de la ciudad (hoy sede de Bantierra) y posteriormente realizó una visita por la ciudad que le llevó a La Lonja, La Aljafería, El Pilar y La Seo, catedral de la que quedó muy impresionado. Tuvo tiempo, incluso de acudir al TEATRO PRINCIPAL a ver una zarzuela cómica Miguel Echegaray, que por entonces se representaba. Se alojó en el hotel Universo y Cuatro Naciones que por entonces se encontraba en el número 52 de la calle Don Jaime y que el alcalde de Zaragoza, Victoriano Carboné Chueca, reservó en la mejor habitación posible. Durante sus 50 horas de estancia en nuestra ciudad, toda la prensa local se hico eco, minuto a minuto, de las actividades del físico alemán, que le llevarían por la noche, de ese mismo día, a una cena que el cónsul alemán en Zaragoza, Gustavo Freudenthal, le ofreció en su domicilio particular de la calle Coso. Allí, al final de la velada, Einstein emocionado, agasajó a los invitados presentes con un pequeño concierto de violín que siempre le acompañaba. En la mañana del día siguiente, una rondalla acudió al hotel para ofrecer al científico un pequeño concierto jotero con el que se mostró muy emocionado. Ya por la tarde, partió hacia Bilbao, abandonando una Zaragoza que recordaría por siempre su visita.
REPARTO
Helena Millán (actriz manipuladora)
Marta Cortel (actriz manipuladora)
EQUIPO ARTÍSTICO
Escenografía y e iluminación. Ignacio Fortún
Diseño y construcción de títeres. Helena Millán
Diseño gráfico. Fernando Lasheras
Fotografía. Jesús Atienza
Iluminación y sonido. MILLÁN Pro
DIRECCIÓN
David Moreau
La Pizarra perdida de Einstein es una producción de TÍTERES DE LA TÍA ELENA